lunes, 7 de diciembre de 2009

Las mentiras del Ibex 35


Toda bolsa que se precie tiene un índice que actúa a modo de buque insignia, un representante, una forma de resumir el comportamiento general del mercado de valores de un país. Ése es el caso de la bolsa española y el famoso Ibex35. Un índice que reúne a las 35 principales compañías que cotizan y actúa como referencia para compararnos con otros índices mundiales. No sólo eso, los inversores en renta variable miden su rentabilidad frente a la del Ibex35, puesto que se trata de mejorar sus resultados, en caso contrario vale más la pena contratar un fondo que replique el mencionado índice y evitarse las molestias y tiempo que consume la gestión activa de cartera. Lógico.

Los problemas llegan cuando se conocen detalles de la composición del Ibex35. Un reciente artículo de finanzas.com nos indica que en estos momentos los tres principales valores, Telefónica, Santander y BBVA, representan casi el 58% del índice. Si a ellas sumamos Iberdrola y Repsol, el porcentaje sube casi al 72%. Es decir casi tres cuartas partes se reparten entre cinco empresas. Visto de otra forma, sólo 14 compañías pesan más de un 1% y 8 de ellas más de un 2%. Con estas cifras la conclusión es evidente, el Ibex35 no representa el mercado español, sino a sus grandes blue chips, proporcionando sensaciones equívocas del estado de la economía española. Como se demuestra con el rally vivido desde los mínimos de marzo. La fortaleza de Telefónica y la recuperación de la confianza en Santander y BBVA ha propiciado una recuperación bursátil a todas luces alejada de la cruda realidad.

Como demostrara Burton G. Malkiel en Un paseo aleatorio por Wall Street, el sentido de este tipo índices es aportar una visión global, establecerse como marco, y en definitiva ser el medio que permita invertir de forma genérica en un mercado. Por tanto se requieren actuaciones urgentes que corrijan el falso estado actual.

Opciones hay muchas. Una de ellas es cambiar la forma en que se ponderan los valores del Ibex, de forma que una vez dentro, todos los valores pesen lo mismo, independientemente de su tamaño, aquellas empresas que cumplan los requisitos pasan a ponderar de igual forma en el resultado. Una medida que permitiría mantener la marca creada, evitando el desgaste y confusión que puede causar un nuevo índice. Su evolución tendría mucho más valor como método de evaluación del estado del mercado. En el futuro este equilibrio permitiría además plantearse la ampliación del número de empresas, lo que ayudaría a dar más significado al índice, cuanta mayor representación relevante del mercado mejor referencia.

Si al mismo tiempo se cree conveniente mantener un selecto indicador de nuestras mayores empresas, a modo de estandarte nacional, se podría crear un nuevo índice, digamos Ibex blue chips, donde cotizarían únicamente los principales valores como TFCA, SAN, BBVA, Iberdrola y Repsol. Una forma de resumir el comportamiento de las grandes empresas españolas, al margen del resto del mercado. Función que a día de hoy realiza el Ibex35 de forma engañosa.

La lógica de este tipo de actuaciones escapa a pocos de los que conocen los mercados, pero las implicaciones de cambios en el Ibex35 tienen a día de hoy un fuerte componente propagandístico... Alterar un índice cuya evolución bate a los demás representantes europeos en estos momentos de crisis? exponerlo a la verdadera situación del mercado español? Muchos miedos para una sociedad alérgica a los cambios. Quizás la trampa sea que, contrariamente a lo que pueda parecer, si tuviéramos un Ibex35 más representativo de la realidad sería más considerado en los mercados internacionales. Qué valor tiene el rally alcista récord del Ibex35 cuando las previsiones para la economía española son abrumadoramente negativas? Una muestra más de nuestra poca credibilidad.

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